Esta es la historia de una niña que un día descubre que tiene pecas en la cara, concretamente cincuenta y tres. Al principio le parecían graciosas, hasta que un día los niños del colegio comenzaron a hacer bromas al respecto. Su madre le explicó que las pecas salen porque la felicidad las pinta en su cara cada vez que sonríe. Y es por eso que decide no sonreír más. ¿Es posible que lo que creemos que nos hace imperfectos pueda ser la razón por la que realmente somos perfectos tal y como somos?